La Odisea y sus ratas

La Señora deja a la televisión hablando sola, ella no la escucha, yo si. Ella no se escucha a ella misma, yo si. Ella disfruta su sueño y yo lo aborresco. Aborresco el ruido que emerge de su boca, no sé si por las ratas que se esconden en las tuberías de mi cerebro -en ambos hemisferios- y razguñan mi supuesta telequinesis arcaica.

¡Espera malhechor de entrañas! Voy a detenerme antes que arrodillarme, voy a saborearme antes que lastimarme, voy a hacerme mía como no lo he sido nunca, voy a conquistarme antes que malgastarme. Voy a saber antes que nadie lo que el pulso dilata cuando dicta 'sentencia seducción'. Voy a tragarme las palabras sin sentirme presa de ellas ni de un mezquino pensamiento mas.

El cielo sigue siendo un limite, yo me aburrí de ellos, también de conversar con ratas, ellas no son reales, agobian, destrozan y dejan en la misma sintonía, una sintonía interminable, tediosa, lejana... Yo, una Odisea azorada.

Fotografía: Victor Ugo Dorantes Rodriguez