6/1/12

Somnolencia profética

Me entretuve pensando en mis sueños, parecían comestibles y refinados. Las montañas verdes y cálidas acompañaban durante el recorrido, el acosador cielo azul no dejaba de mirarnos. El vehículo parecía ser rojo, me sentía apretada (debía ser porque iba enmedio en la parte de atrás del automóvil), no reconocí los demás rostros, pero no me interesaba hacerlo, toda mi atención se centraba en él, un rostro que fascinantemente fue revelado en mis sueños convirtiéndose en un puro misterio, pero, era muy raro, porque aunque ya había visto su rostro por días cerca de mi jamás lo había observado a detalle (ver y observar con sus grandísimas diferencias). Me sentí extraña al aparecer junto al sujeto que había estado sentado cerca de mi durante varias horas a escuchar la misma didáctica dentro de cuatro paredes, varios entes dormidos y palabras sin cruzar entre él y yo. ¿Qué hacía junto de mi en un vehículo con tremendos desconocidos, sin palabras colgando de nuestras lenguas?.
Mi inconsciente consciente del subconsciente me estaba jugando una trampa o al menos eso creía, dentro de mi somnolencia parecía una inmaculada seducción, si, nuestros ojos se comían hasta la pupilas, me acerqué a besarlo pero él volteo su cara con gran rechazo... Como ya es costumbre hasta en sueños hago llegar las manos hasta mi cara, a cubrirla completamente avergonzada.
¡Qué sueños se guardan en los mentes inocentes!
Si los sueños significarán una visión al futuro, hoy no estaría con él, me habría consumido la vergüenza del rechazo visto en el sueño y jamás me hubiese atrevido a besarlo en la realidad constante y presente.


A mi Sr. Acromático.
-Inspirado en un extraño sueño que tuve uno o dos meses antes de hacernos buenos amigos-




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