19/8/12

Respiro.



A discursos míseros, ni los miro ni los escucho.
Mis sentidos no llevan dirección a sus entrañas, por mi jódanse y siéntanse vagos, es enorme el universo como para volver a mirarles los dientes.
¡Yo no me salgo de la fila! ni oculto el rostro por vergüenza, tengo mejores cosas por mirar y conocer, no me quedo en sus ayeres de plástico, me rodeo de comunes sin necesidad de sentirlos eternos.
Me basto para sentarme en la cúspide y, si me da la gana, escupirles a ustedes que disfrutan por vomitar siendo el vomito.

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